sábado, 25 de julio de 2015

¿Y si no quiero tener relaciones sexuales?


 Hay varias encuestas en las excusas más comunes para no tener relaciones sexuales: dolores de cabeza, sueño, mal humor, preocupación por los niños (padres o animales) para ambos sexos, con riesgo de embarazo menstruación y la ovulación de ella, las preocupaciones de trabajo, el perro para llevar a pasiar incluso un videojuego que va totalmente más, según él
La falta de deseo es una de las molestias más comunes y aumentan constantemente. ¿Pero en primer lugar, Preguntémonos qué es deseo? El significado del deseo puede rastrearse en el "percibir una falta
Probar esta falta lleva a "agudizar el ingenio" para conseguir lo que le falta, en otras palabras para poner en práctica un comportamiento particular llamado "Seducción"
El sitio primario de la seducción es "cuerpo". Pero demasiado a menudo la seducción se pierde en el curso de la relación. Podemos por tanto decir que quien no siente deseo, experimentar "una falta de ausencia". Pero tenemos que distinguir si la falta es el deseo de tener sexo con un socio particular, si tal vez alguien de la cabeza (nivel incluso platónico) tenemos, o si esta sequedad para arriba de deseo es General y también fantasías eróticas, masturbación y desinterés para todo el mundo y todo lo tiene connotaciones sexuales
Las causas de esta condición son múltiples, por mencionar algunos de los más comunes: eventos naturales tales como cambios hormonales de embarazo y post embarazo inducida por fármacos o enfermedades o trastornos psicológicos como la depresión, cualquier trauma o estrés
¿Y si no quiero tener relaciones sexuales?

Dentro de un par, las causas pueden ser fatiga, hábito, pérdida de la vista, graves conflictos o tienden a ser por sentado (ser muy eficaz en ciertos casos, ser capaces de vivir como socios tenían el amante
La falta de deseo sexual puede conectarse también a dos-inversión en placer en General. En estos casos es productivo para saborear el placer de la vida
Por último, para responder a la pregunta del título, podemos decir que el sexo es esencialmente un placer y no un deber, si carece de la voluntad de impulso no incluso complacido; Sin embargo debe tenerse en cuenta que hacer menos si sienten el deseo (también nivel de hormona como ya se señaló en el pasado). También, si la disminución en el deseo se manifiesta en pareja durante un período prolongado, sería importante pedir ayuda incluso no mortificar y secando el deseo de la otra persona. No siento la necesidad de remediar esto 

viernes, 24 de julio de 2015

¿Problemas de pareja: cómo enfrentarlos y resolverlos?

Amor siempre requiere coraje y comporta un riesgo: el riesgo de pérdida (m. ScottPeck). 


La oración nunca fue más cierta si asociada a un problema. ¿En qué sentido? Los primeros signos de crisis, armados con coraje y afrontar todo. Fácil de decir, duro de decir. Todo es empezar y hablar de ello. No siempre se requiere la intervención de un psicólogo para encontrar una solución. Suponiendo que los partidos que cada crisis puede ser superada, desea y que cada día es bueno para fortalecer la relación. Aquí están algunas reglas de oro para abordar y resolver problemas.

Observar. No se hagan desmoralizar de las dificultades diarias. Siempre habrá unas. Tratar de comprender las dificultades de pareja, prestar atención a pequeños gestos, las palabras, los gestos del cuerpo. Aprendes que si  hay un problema no llega de repente sin que la  pareja pueda notarlo. Trate de no llegar a la explosión final, fingiendo no ver la falta de comunicación que creaste. Actué. Siempre existe en uno de los dos pares que "ve" lo que esta' pasando.

Escuchar. Para solucionar el problema, es importante ser proactivo: tomar la iniciativa, empezar a hablar, para comunicarse los malestares que se intente. Decir lo que te gusta y escuchar lo que el otro no como tú. Retomar viejos hábitos ahora abandonados.

Compartir. Ir juntos al cine, de paseos, disfrute de una cena para  dos o una hora en algunos spa wellness, ir a un concierto, ver un espectáculo. Ser cómplices, entusiásmate, reír. 
Dese una cita como los viejos tiempos. Disfrute de un viaje, una ' emoción 
Déjese consentir. Dedique algún tiempo a mimar, te toque, un beso, acariciarse y hacer el amor. El contacto físico es importante. Especialmente para el hombre.

Perdonar. Aprender a perdonar y a resolver malentendidos. Estas son de hecho, la que  ponen en peligro su historia de amor y perder la confianza que tienes uno para el otro. No serán débil si perdonan, al revés serán fuertes y mostraran que quieren la otra persona.

miércoles, 22 de julio de 2015

10 puntos clave de la Sexualidadsexuali de la pareja

Muchas parejas tienen relaciones y luego tienen sexo sin ser capaces de expresar una sexualidad placentera. Esta ' ultima es hecho de ingredientes que van mucho más allá del coito, respetando todos sus momentos preparatorios: juego, de comunicación, de intimidad.Entre estas parejas son aquellas en las que sexo tiene la función de Amnistía por amargas disputas y la consecuente tensión. Hay también aquellos en que uno de los dos interlocutores le la función de ser una prueba de ' amor de ' más contra él.
sexualidad pareja

A continuación 10 consejos para ayudarle a comprobar el estado de tu sexualidad de esfuerzo de torsión:


  1. La pasión y deseo de ser alimentado todos los días, tanto a nivel individual. Pensar y hablar sobre el sexo a menudo, incluso jugando.
  2. El eros no pasa a través del cuerpo, pero especialmente a través de la mente, estimulada y nutrida con la cultura erótica y la información correcta.
  3. El sexo es un ocasión de expresión y comunicación, un espacio para buscar la calidad, un ' oportunidades de interacción y crecimiento del individuo y la pareja.
  4. En el sexo, calidad y cantidad son importantes y conectadas: más sexo, más convertirse en experto, experimentado, conseguir y dar placer. No se debe hacer si no quieres, pero el deseo puede venir si lo haces a menudo.
  5. La rutina diaria puede ser erótico, si son nuestras intenciones y si c ' es la química del cuerpo derecho.
  6. Siempre recuerde que la sexualidad debe estar presente en nuestras vidas. Sexo debe ser hablado discutido, hecho, hecho, materializado. A pesar de esto, no debería ser un ' ' o obsesión único aspecto importante en la sexualidad.
  7. Los problemas deben abordarse abiertamente para crear nuevas oportunidades y aprender a aprovechar diferentes tiempos y ritmos eróticos
  8. El sexo también debe ser un fin en sí mismo: no es un medio para conseguir algo más, d ni a tu pareja, pero para tratar de ofrecer placer, para expresar sus sentimientos.
  9. El logro o el despertar del placer pasan por el despertar de los sentidos y de la erótica de fantasía
  10. Date  tiempo, nos intentan compromiso: resultado no se logra sin esfuerzo y dedicación, ya sea en el amor o en la cama. Nunca no se ha convertido en un campeón sin entrenamiento

viernes, 17 de julio de 2015

9 DATOS BÁSICOS SOBRE LA SEXUALIDAD FEMENINA


WomanSexuality
Cuando a los hombres nos hablan de la sexualidad femenina, siempre nos consiguen con reacciones mezcladas: Unos creen saber cómo funciona todo basándose nada más en los mitos populares -esos mismos que dicen que nosotros solo queremos ver un partido de fútbol y tomar cerveza- , otros creen que es igual que los hombres y ya, que todo eso de “diferencia de género” cuando se trata de la sexualidad, es una mentira, y el resto de los hombres de verdad no tienen la más mínima idea.
¡Tranquilos Tipos Serios por ahí! Nosotros vamos a tratar de aclarar el panorama, por eso tenemos para ti 9 cosas que debes saber sobre la sexualidad femenina. ¡Atención!

1. La sexualidad de las mujeres es culturalmente relativa: Hace años, si una mujer amaba el sexo, entonces se consideraba que estaba enferma de la cabeza. Ahora, si una mujer no ama el sexo, entonces se le dice que tiene una enfermedad. No hemos terminado de entender la sexualidad femenina.
2. Preocupa más verse deseables, que “desear”: Esto es culpa de la sociedad moderna y cómo ha afectado el autoestima de las mujeres. Pasan más tiempo viéndose bien que sintiéndose bien, arreglándose para parecer que tienen sexo, en vez de tenerlo de verdad. No es que esté mal querer verse bien, pero sí está mal preocuparse por pretender algo, en vez de serlo.
3. Expectativas de comedia romántica: La monogamía prolongada no es un cuento de hadas, lo que sí es una fantasía es pensar que ella conlleva un deseo sexual interminable. A medida que las personas van creciendo y envejeciendo, el deseo sexual se vuelve menor, pero eso no significa que no se pueda trabajar para mantener la pasión viva.
4. Es normal que algunas mujeres puedan tener un libido bajo: Ahora pensamos que las mujeres que tienen un deseo sexual bajo, tienen un desorden mental o algo por el estilo. Lo que olvidamos es que este es el estado natural de muchas mujeres. No todas tienen que estar en la búsqueda permanente del placer sexual.
5. El mito del matrimonio sin sexo: También existe la creencia de que una vez que se casan, dejarán de tener sexo, tanto así que hay una “cifra oficial” para considerar a un matrimonio, uno falto de sexo (la cifra es 10 veces o menos en un año). Lo que ocurre de verdad es el ajetreo que implica “hacer una vida” con una persona a veces nos distrae del deseo sexual. Y no hay nada malo en eso, solo hay que tratar de no perder el interés sexual.
6. Los picos del deseo sexual: Durante la vida de una mujer -y un hombre también-, hay altos y bajos en cuanto al deseo sexual se refiere, y en esto influyen muchos factores (hasta la enfermedad de uno mismo o su pareja). A veces una mujer puede encontrarse en su mejor momento sexual, cuando está mayor y se siente completamente cómoda consigo y su vida. Lo que sí es cierto es que puede ocurrir en cualquier momento.
7. Ser madre Vs. La pareja deseada: Volviendo al tema del matrimonio, muchas mujeres después de tener hijos ven afectado su deseo sexual, y una de las causas es el conflicto que les genera ser la madre ejemplo, versus seguir siendo esa mujer plena y deseada que su pareja espera en la cama.
8. El Viagra rosado: No existe aún una píldora que ayude a incrementar el deseo sexual femenino, básicamente porque aún no terminamos de entender la sexualidad femenina.
9. La sexualidad femenina sigue siendo relativamente incomprendida: ¿Está mal? No, porque ellas pueden seguir explorando y conociéndose, y poder entonces alcanzar el punto en que se sientan cómodas con su cuerpo y su deseo sexual. Y mientras ellas estén cómodas, nosotros estamos bien con eso.

jueves, 16 de julio de 2015

La educación en sexualidad: Derecho de niños, niñas y adolescentes, desafío para docentes


En octubre de 2006, el Congreso sancionó la Ley Nacional que crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (Ley 26.150). Esta ley establece:"Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal".

Pero, ¿qué significa educar en sexualidad? ¿Hasta qué punto los adultos/as tenemos capacidades y posibilidades de transmitir contenidos que promuevan comportamientos saludables en este terreno? ¿Cómo podemos promover los derechos de "los educandos"con responsabilidad? ¿Qué procesos debemos atravesar los docentes para lograr transmitir contenidos significativos respecto de la sexualidad y que sean, a la vez, respetuosos de los chicos, las chicas y de sus derechos?.

Suele decirse que la educación sexual es una educación "para ser" más que "para hacer". Es un tipo de educación que se relaciona con la vida de las personas y con su forma de estar en el mundo y que se construye a partir del respeto hacia los estudiantes, en tanto se los concibe como seres humanos integrales, con necesidades diversas. La educación en sexualidad es, en definitiva, un tipo de formación que busca transmitir herramientas de cuidado antes que modelar comportamientos.

A diferencia de la transmisión de conocimientos en materias como Historia o Geografía, la educación en sexualidad parte del reconocimiento del sujeto, de su cuerpo y de sus sentimientos como base del trabajo pedagógico. Considera que el cuerpo es mucho más que una máquina que contiene nuestra razón, que el cuerpo nutre nuestra experiencia cotidiana, es un espacio de experiencia y de expresión de nuestros sentimientos y emociones, es también una fuente de sensaciones muy distintas entre sí -que van del dolor al placer- pero que son, todas ellas, importantes en la construcción de nuestra subjetividad y de nuestra ciudadanía, en la medida que podamos comprenderlas. Educar en sexualidad es, por tanto, una forma de apreciar que la vida sucede en un cuerpo y que, como seres humanos, podemos también entender, analizar y cuidar lo que sucede con nuestros cuerpos, como parte del desarrollo integral de nuestra ciudadanía y nuestras relaciones.

De tal modo, educar en sexualidad implica tanto ofrecer conocimientos para la prevención de embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, como formar en valores, sentimientos y actitudes positivas frente a la sexualidad. Una formación así concebida deberá incluir entre sus objetivos ofrecer información adecuada y veraz sobre aspectos vitales de la sexualidad, como forma de relación entre las personas, así como también orientar hacia el acceso a los recursos de salud pública que permitan vivir la sexualidad de forma responsable, plena y segura.


Ahora bien, el de la sexualidad es un terreno plagado de dudas no solo para los y las adolescentes, sino también para los adultos. Desde este punto de vista, es necesario que los adultos nos ubiquemos también en una situación de continuo aprendizaje, que podamos revisar y valorar críticamente los sentimientos y pensamientos que habitualmente tenemos respecto de la sexualidad, y ponderar en qué sentido pueden estos resultar un obstáculo para acompañar a los adolescentes en la adopción de comportamientos de cuidado.

Sucede que, en muchos casos, referirnos a la sexualidad, ponerle palabras a un tema que fue acallado durante siglos, puede producirnos miedos y confrontarnos con nuestras propias dificultades, incertidumbres y limitaciones. Pero mientras los adultos, por momentos, parecemos preferir mantener esta situación silenciada, o imprimirle una serie de mandatos, prohibiciones o significados que hemos recibido en nuestra propia educación, los chicos y chicas quedan sin el acompañamiento de adultos significativos en la búsqueda de interlocución para cuestiones que son propias de la vida, que les movilizan cantidad de emociones y sensaciones.

Así, en lugar de propiciar formas de vivir la sexualidad en forma honesta, respetuosa y responsable, podemos estar dejándolos solos frente a situaciones de riesgo totalmente evitables.

De manera explícita o implícita, los docentes transmiten sus propias perspectivas, ideas, emociones y prejuicios acerca de la sexualidad a través de las relaciones que establecen con sus alumnos y alumnas.

Transmiten imágenes relativas a la sexualidad cuando, por ejemplo, alientan conductas disímiles para varones y para mujeres. Forman también al emitir comentarios acerca de lo que significa ser madre o padre y forman cuando asumen u ocultan situaciones de abuso sexual que pueden surgir en las escuelas o en los ámbitos familiares de su alumnado. Forman, incluso, cuando no hablan de sexualidad, ya que el hecho de omitir las referencias a la sexualidad en el proceso educativo transmite de por sí la idea de la sexualidad como un tema tabú y misterioso. Y así también se enseña que "en la escuela no se habla de sexualidad" (.) que, "algo raro,malo o misterioso tiene hablar de esto" y que "si tengo inquietudes respecto a la sexualidad será mejor resolverlas con otras personas".1

Es necesario, entonces, reconocer que la escuela forma ideas acerca de la sexualidad también en aquellos casos en que la considera como una cuestión personal y privada, relativa al mundo íntimo de los jóvenes o de la cual las familias son las únicas responsables.

Educar en sexualidad implica por tanto entender que, con frecuencia, ha operado el silencio o la omisión en cuestiones tan importantes en la vida de las personas como lo es su relación con el propio cuerpo y con las demás personas. Que esta omisión tiene efectos diferenciales para distintos adolescentes y jóvenes, que en el contexto de las desigualdades sociales, regionales y culturales observables en nuestro país, muestran que existen también diferencias en los niveles de embarazo y maternidad, en los modos en que esto se vive, y en los riesgos asociados a ello, para adolescentes de distintas regiones, entornos socio- culturales o que provienen de familias con distintos niveles de ingresos. La escuela, entonces, puede operar como una de las instituciones que contribuya a equiparar las oportunidades de acceso a información y recursos de los adolescentes de todo el país.

A partir de la creación del Programa Nacional de Educación Sexual Integral Ley26.150, la escuela debe incorporar contenidos curriculares específicos en este terreno, pero también puede construir espacios de diálogo con los alumnos respecto a su sexualidad. Espacios que evidencien que los adultos tampoco tenemos todas las respuestas a las dudas y necesidades de los jóvenes, pero donde sea posible expresar la confianza y el compromiso de buscar juntos -adultos y adolescentes- las respuestas buscadas.

Estos espacios permitirán establecer vínculos suficientemente valiosos para que el propio acto de escuchar a los adolescentes sea, en sí mismo, un acto de cuidado. Entendida desde una perspectiva amplia, la educación en sexualidad responde entonces a la necesidad de cuidado del otro -de los alumnos y alumnas- que hace parte de toda práctica pedagógica.

Es indudable que las familias y, en especial, los padres y madres, tienen también un papel muy relevante y una responsabilidad innegable en la formación de sus hijos e hijas, también en aspectos relativos a su sexualidad. Explícita o implícitamente, en el marco de las familias, los niños aprenden una serie de normas, valores, criterios y comportamientos relacionados con su sexualidad y con su posición como varones o mujeres dentro de la sociedad.

A modo de ejemplo, si los padres conversan con sus hijos sobre los cambios corporales que se atraviesan durante el crecimiento, pero también si no lo hacen, esto es ya un modo de abordar la formación en sexualidad, en períodos de importantes transformaciones no solo físicas, sino también psicológicas y sociales.

A su vez, aquellos niños, niñas o adolescentes que sufren algún tipo de violencia o abuso sexual en el ámbito familiar, también están aprendiendo algo -en este caso, algo profundamente negativo- respecto de la sexualidad, a través de una desvalorización de sus necesidades, emociones y de su dignidad como seres humanos.

En otro orden, quienes reciben demostraciones de afecto desde pequeños, mediante abrazos, palabras o acercamientos corporales que no interfieran en su intimidad, van también estableciendo formas positivas de expresión y aceptación de sí mismos.

En todo caso, es claro que la educación de la sexualidad constituye una práctica que no solo atañe a las escuelas, pero que tampoco resulta una tarea exclusiva de las familias. Esta formación se produce en muy diversos ámbitos y de múltiples formas, a lo largo de toda la vida de una persona.

No obstante, la escuela es uno de los espacios donde se transmiten valores, conocimientos e información con mayor sistematicidad durante la infancia y adolescencia. Se trata de un ámbito donde los chicos y chicas pasan buena parte del día, y donde además, comparten su crecimiento no solo con pares, sino también con docentes y otras personas investidas de determinada autoridad en la transmisión de conocimientos válidos y socialmente significativos.

Se parte, entonces, del supuesto que la educación en sexualidad constituye una práctica constante que, de manera intencionada o no, desarrollan actores diversos como los padres y madres, los educadores, los profesionales de la salud, entre otros. Sin embargo, al Estado le corresponde la responsabilidad de igualar las oportunidades de acceso a información de calidad y a recursos efectivos a los niños, niñas y adolescentes de todo el país, para así promover la salud de toda la población argentina. Es un derecho que tienen los chicos del país, una responsabilidad de los adultos y una obligación del Estado.

Para ello, se requiere impulsar una educación en sexualidad que pueda ser abierta, respetuosa de las ideas y opciones de los alumnos y alumnas, y que promueva tanto el conocimiento intelectual y la transmisión de información científica y confiable acerca de la prevención de riesgos y de embarazos tempranos, como la construcción paulatina de actitudes, sentimientos, valores y habilidades para el ejercicio de una sexualidad sana, segura, responsable y sin riesgos. Las escuelas pueden también establecer puentes con las familias, a fin de desarrollar procesos de trabajo conjunto.

Entonces, es importante señalar que una propuesta pedagógica integral requiere, por una parte, impartir intencionalmente contenidos relativos a la sexualidad, la reproducción, la promoción de la salud y los derechos de los adolescentes y, por la otra, invitar a que las escuelas sean capaces de revisar y transformar formas negativas que, por acción o por omisión, pueden estar operando en sus prácticas de educación en sexualidad, y opten por asumir a este como un tema que requiere formación para los docentes y espacios sistemáticos de formación y orientación con el alumnado. Este abordaje admite que la educación en sexualidad es un proceso continuo, cuyas características principales serían2:

. Parte de la base de que los alumnos y alumnas son sujetos de derecho, que sus opiniones y necesidades deben ser tenidos en cuenta.

. Es un proceso de enseñanza y aprendizaje (los educadores también se educan en el intercambio), relacionado con las dimensiones biológicas, emocionales y sociales de la sexualidad humana y de su expresión.

. Busca ofrecer conocimientos, habilidades y valores para promover la salud y el desarrollo personal.

. Se desarrolla en contextos formales y no formales; a través de nuevos contenidos curriculares, así como también de espacios para el desarrollo de talleres específicos.

. Entre sus contenidos básicos deben incluirse: conocimiento y cuidado del cuerpo; sexualidad como una construcción social; embarazo y prevención; transmisión, consecuencias y protección de las ITS y el vih/sida; comportamiento sexual seguro y responsable; planificación familiar; derechos sexuales y reproductivos; violencia sexual y habilidades para decidir libremente si tener o no relaciones, cuándo tenerlas y bajo qué condiciones de cuidado mutuo.

. Subraya la importancia de la educación para la universalización del acceso a los servicios de salud reproductiva y para el pleno ejercicio del derecho a la salud.

Finalmente, el papel de la escuela en la educación en sexualidad responde tanto al cumplimiento de la Leyde Salud Sexual y Procreación Responsable (Ley 25.673) y de la Ley Nacional deEducación Sexual Integral (Ley 26.150), como también a una responsabilidad previamente establecida frente a la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

La escuela, entonces, contribuye a la construcción de ciudadanía, también cuando es capaz de respetar las necesidades y los derechos de los niños, niñas y adolescentes que acompaña en su crecimiento. Cuando logra ofrecer herramientas para que el desarrollo de su autonomía, del cuidado de sí mismo/a y de los/as otros/as, en el contexto de relaciones sociales respetuosas y equitativas, sea una realidad posible de construirse para todos y todas.



Por Eleonor Faur 

FuenteSentidoG – Argentina.- 22/07/07

* Socióloga, Consultora de UNICEF y PNUD sobre temáticas de sexualidad y género.

1 Corona Vargas, Esther y Gema, Ortiz, (Comp), ¡Hablemos de educación y salud sexual! Manual para Profesionales de la Educación. Información, herramientas y recursos, Volumen I, Asociación Mexicana de Educación Sexual, A. C. / Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A. C., México, UNFPA, Septiembre 2003.
2 ibíd.


lunes, 13 de julio de 2015

¿Estamos tan solos?

Me sentía sola y pensaba que era la única persona con esa sensación hasta que empecé a escuchar quejas de solos. "Me dicen que produzco mucho porque estoy solo. Sin embargo, ¡no saben lo que gasto en psicólogos para lidiar con mis momentos de angustia!", me dijo un investigador en bioquímica. Más adelante, un físico (sí, los científicos son también humanos, sienten y sufren) me comentó: "Me siento muy cansado y muy solo, y para escribir mails deprimentes o no saber que decir, mejor me callo". Otro día, salía de mi casa y una vecina me contó que iba a ver la película La novia errante, por recomendación de su psicóloga. ¿Por qué esa película? "Porque habla de la soledad, lo que yo sufro", me respondió. 


Tantos lamentos me llevaron a ver qué dicen las ciencias hasta el momento y todo parece indicar que la soledad no deseada está muy lejos de ser saludable. El año pasado, una investigación realizada en Dinamarca, basada en la historia clínica de 138.000 pacientes, señalaba que las personas que viven sin compañía tienen el doble de posibilidades de sufrir problemas cardíacos, que quienes viven con alguien. Más recientemente, otro estudio, realizado en una universidad de los Estados Unidos, indicó que estar solo duplica el riesgo de padecer mal de Alzheimer.

¡Qué bajón!

Paradójicamente, los humanos nunca estuvimos tan comunicados como ahora, con tanta Internet, celulares, teléfonos fijos y otras vías para estar conectados. ¿Coincidís?

Aquí va una entrevista para Clarín con la psicóloga y sexóloga Diana Resnicoff.
-¿La soledad es un problema para la salud?
Desde 1980, comenzó a ser un tema de investigación, motivado por la creación de escalas de medición de la soledad, entre las que se destaca la Escala de Soledad UCLA, creada por Rusell en 1980. Ahora, se considera que la soledad puede llegar a ser un problema clínico, que requiere de una terapia específica. Diferentes investigaciones han estudiado amplios grupos poblacionales concluyendo que la soledad es uno de los posibles factores que causan otros desórdenes, como: depresión, suicidio y enfermedades cardiovasculares.

-¿Por qué se le presta tanta atención ahora?
El problema de la soledad fue siempre muy negado como trastorno. Quizás porque quienes lo sufren no siempre admiten que puede ser la raíz de otros males. Por eso, resulta de fundamental importancia que el terapeuta realice un correcto diagnóstico, con el fin de determinar si en realidad existe este trastorno. Son muchas las personas que se autodefinen como "solas" sin serlo en realidad.

-Pero ¿qué es la soledad?
Psicológicamente, se la define como la ausencia, real o percibida, de relaciones sociales satisfactorias, que se presenta con síntomas como ansiedad, depresión, insomnio, abuso de drogas y alcoholismo. Hay muchas mujeres y muchos hombres que se sienten solos aunque no lo estén. La situación es diferente cuando se elige estar solo, que puede ser una maravillosa sensación.

-¿Hay personas más propensas a sufrir de soledad?
Sí, generalmente son personas que no tienen alguien que los atienda y que necesite de su amor; que no tienen una persona cariñosa de quien depender y que los desee físicamente. Son personas que no tienen la oportunidad de expresar sentimientos íntimos a otra persona (como dar caricias, abrazar o ser abrazado, escuchar o ser escuchado); que no poseen un gruo de amigos del cual sentirse parte ni conocidos con quienes compartir valores e intereses. Generalmente, son personas sin confianza en los amigos íntimos ni intimidad física en forma regular. Una persona puede ser solitaria también por las dificultades que tiene para iniciar una relación, o para profundizarlas.

-¿Hay síntomas?
Los pacientes crónicamente solos suelen mostrar muchos síntomas de depresión, como inactividad, pérdida de energía y pérdida de placer en actividades que para la mayoría resultan agradables. Se sienten aislados, diferentes a los demás; se quejan de que nadie los entiende; que no son importantes para ninguna persona. Esta actitud puede ser cambiada, utilizando estrategias cognitivas y conductuales.

-¿Puede dar algunos consejos?
Para salir del aislamiento, hay que hacer contacto, primero con nosotros mismos y después con los demás: familia, amigos, entorno laboral, vecinos e incluso personas con las que sólo cruzamos cuatro palabras cuando vamos a comprar algo. Otra posibilidad es intentar frecuentar ciertas actividades grupales, como coros, talleres literarios o clubes. Hoy también el mundo virtual nos ofrece la alternativa de poder conectarnos con otros, aunque este contacto sea vivido como un ensayo para después llevarlo a cabo en la realidad externa. Pero también conviene saber que aunque compartamos nuestras vidas con los demás, también es bueno estar solos de vez en cuando. La soledad no deseada es muy dolorosa, por eso hay que aprender no solo a combatirla, sino también a disfrutarla.

Fuente: http://weblogs.clarin.com/ensayo-y-error/



viernes, 10 de julio de 2015

Caricias, abrazos, saludos... un lenguaje muy valioso

Cuando somos bebés, no manejamos las palabras porque no hemos tenido tiempo de
aprender el lenguaje verbal. El que utilizamos es el no-verbal: el contacto físico, la
proximidad o distancia, el llanto, la risa, los gestos.... Conforme pasan meses y años,
aprendemos y usamos el lenguaje verbal, que acabará predominando en nuestras
comunicaciones. Pero las palabras no deberían sustituir al lenguaje no-verbal, porque
ésta aporta prestaciones que no están al alcance de las palabras. Pensemos en ese gesto
que nos informa mejor del estado de ánimo de nuestro interlocutor que cualquier
discurso oral. O en el tono de voz de una persona deprimida que nos impresiona más que
lo que dice. O en un beso romántico y cadencioso, o en una mirada cómplice, o en una
sonrisa seductora o en...
Sin palabras
Dentro de los diversos tipos de comunicación no verbal, y a pesar de su potencial, la
comunicación táctil es una de las que menos se prodiga. Tocar y que nos toquen,
además de un estímulo placentero, es una necesidad. Nos vamos construyendo como
personas en la interacción humana, forjando nuestra autoestima y sociabilidad. Y el
vehículo que utilizamos para ello es la comunicación, tanto verbal como no verbal.
Las miradas, la expresión facial, la sonrisa, los gestos, el volumen, entonación e inflexión
de la voz, su velocidad y claridad... conforman todo un lenguaje que no sólo
complementa y enriquece el mensaje oral sino que constituye todo un abanico de
elementos autónomos y con significación propia que otorgan credibilidad y fiabilidad a
nuestras palabras, establecen nuestro grado de coherencia y marcan las relaciones que
establecemos con los demás.
Las manos son uno de los instrumentos comunicadores por excelencia. La necesidad de
que las personas vuelvan a tocarse, de que los afectos más o menos íntimos utilicen para
su expresión el lenguaje de las caricias, los abrazos, los saludos, las palmaditas... la están
constatando cada día más los especialistas en relaciones humanas, que han comprobado
que quienes durante su infancia no recibieron caricias de sus padres son más proclives a
mostrar dificultades para dar o recibir afecto, a mantener una postura corporal rígida y a
las limitaciones para expresar su emotividad. Asimismo, manifiestan una tendencia a
evitar el contacto físico con los demás, a verlo como algo inapropiado o "sucio". Son
vistas como personas distantes, "frías". Al parecer, estas personas evidencian también
una dificultad mayor del a habitual para sentirse queridas y aceptadas por lo demás. Esta
incapacidad puede conllevar problemas en el manejo de sus habilidades de comunicación
y en la gestión de la agresividad que todos llevamos dentro.
El tabú y los frenos
Cierto es que el "tocarse" está sujeto a tabúes, prejuicios y normas, que entorpecen que
la caricia sea un hábito más en nuestro modo de expresión cotidiano. Hemos
interiorizado que tocarnos el uno al otro forma parte de la comunicación erótica y que
cualquier uso distinto del sexual o extremadamente afectivo podría ser mal entendido. La
única excepción "consentida" es acariciar a niños con los que mantenemos relación de
parentesco o gran afecto y a los adultos con lo que tenemos una relación personal muy
cercana o íntima. Y no son pocos los padres y madres que cuidan mucho cuánto y dónde
tocan a sus hijos, ante el temor de que sus tocamientos y caricias puedan constituir
abuso o algo similar. Es, sin duda, un tema delicado. Además, niños y adolescentes se
muestran ariscos o poco receptivos a las caricias de sus padres y parientes, por entender
que "eso es cosa de niños pequeños" y ellos se sienten ya mayores. Y como los adultos
apenas se tocan, pues ... El miedo a que se malinterprete el gesto táctil nos conduce a
no usarlo y así, poco a poco, vamos descartándolo de nuestro repertorio de conductas.
Por otro lado, funcionan las normas sociales que marcan tanto el espacio de proximidad
que han de mantener las personas como los "tocamientos" considerados correctos.
Todo dependerá de la zona y modo en que se toca y del parentesco o confianza de las
personas a las que se toca. Lo peor es que establecen penalizaciones de índole moral
para quien rebasa esos límites y el juicio de valor con el que se etiqueta al transgresor
puede ser, cuando menos, insidioso: "es un pulpo, un zalamero que está todo el día
tocando".
Así, en lo que respecta al contacto táctil, nos movemos no desde esa necesidad
comunicativa sino desde pautas impuestas que asumimos como otras tantas
convenciones sociales. Sabemos que tenemos que guardar ciertas formas pero hemos
que asumir que tocar a los demás es un calibre de nuestra capacidad de amar y mostrar
aprecio, cercanía y compresión a quienes nos rodean. Es necesario para nuestra salud
física y emocional. Y deviene imprescindible para asentar nuestra autoestima porque no
sólo deseamos saber que somos queridos, también necesitamos sentirlo, porque ese
estímulo sobre nuestra piel significa la ratificación de las palabras, los besos, las
miradas.... Tocar y ser tocados es un arte que se aprende con la práctica, que a su vez
nos permitirá distinguir el toque tierno y cariñoso del curativo, del consolador, del que
nos transmite seguridad o de ese otro de carácter abierta o sugerentemente sexual.
Diferenciarlos ayudará a gestionar nuestras reservas y miedos y a pedir o rechazar los
contactos, atendiendo al momento en que nos encontremos. La rigidez facial, la ausencia
de sonrisa, la hostilidad, la falta de apertura y espontaneidad podrían tener que ver con el
"hambre de piel". Es un apetito emocional que necesita ser saciado, un deseo que
debemos intentar (siempre respetando al otro) satisfacer.
Tocar y ser tocado: un tabú a vencer

*  No dejemos que los prejuicios nos venzan; si el respeto y el sentido de la medida
acompañan a la caricia o abrazo, difícilmente el destinatario se sentirá agredido o confuso.
En caso de que así fuera, dejemos que nos lo haga saber, y expliquémosle nuestra
conducta.
*  Si no entiende nuestro argumento, desistamos. Simplemente, nos hemos equivocado.
No pasa nada, el mundo sigue girando.
*  La estimulación táctil puede activar las endorfinas, esas hormonas naturales del
organismo que controlan el dolor y están relacionadas con la sensación de bienestar.
*  Sepamos que un gesto dice más que muchas palabras, de ahí que utilizar el tacto
pueda contribuir a hacer más fiable, efectiva y entrañable nuestra comunicación.
*  La mejor manera de expresar afecto, solidaridad, cercanía, cariño, es tocando al otro,
haciéndole saber que nuestro cuerpo siente lo mismo que comunicamos con palabras o
gestos.
*  No olvidemos que tocar y ser tocados es una necesidad fisiológica (cualquiera que sea
nuestra edad) y emocional.
*  Nuestra autoestima pasa por el conocimiento de nuestro cuerpo y éste necesita
"saberse" desde el sentido del tacto. Acercarse a uno mismo a través de la piel es darse

una entidad corpórea con la que poder acercarnos al otro.

lunes, 6 de julio de 2015

Sexo… ¿Cuánto es suficiente?

Hay quienes dicen que con poco se conforman, otros más creen que no hay 
límite a la sexualidad.
Existen dos partes fundamentales en el amor y en la pareja, por un lado se 
manifiesta la admiración y el cariño (en un plano por llamarlo de alguna forma 
“espiritual”), en la otra cara de la moneda, se encuentra la pasión y el deseo 
que sentimos corporalmente por el ser querido. Sin estas dos partes, no existe 
la pareja.
El cariño y la admiración se traducen en las actividades de la vida cotidiana, 
para que existan hay que cultivarlos, cuidarlos con comunicación, tiempo y 
presencia. Aunque parece muy simple, el “estar”, algunas veces es lo que 
primero se olvida.
La pasión y el deseo se traducen en la experiencia sexual de la pareja y 
mientras más sexo tengamos, nos conocemos mejor en este ámbito y se 
pueden inventar cualquier cantidad de situaciones con tal de estar más 
clavados, descubriéndonos mutuamente, aprendiendo a gozar de nuestro 
cuerpo y nuestras emociones.
Entonces, el sexo es 50 por ciento de la relación. Y aunque las mujeres y los 
hombres somos distintos, hay que aprender a conocernos para que todo vaya 
bien; sin embargo, sabemos que la anatomía de un hombre y una mujer son 
diferentes y eso se nota en la actividad sexual; ustedes alcanzan el orgasmo y 
desfallecen, mientras nosotras podemos apenas iniciar un largo viaje de 
placeres y éxtasis que se prolonga hasta el infinito.
Se trata de ayudar a que el orgasmo se prolongue de forma tal que no termine 
todo en el momento en que eyaculan, sino que experimenten una verdadera 
relación sexo-erótica.
Aquí hay algunos puntos importantes que debes saber sobre el sexo y las 
mujeres, con tal de vivir verdaderamente una vida erótica plena y con toda la 
libertad: Las mujeres si somos bien llevadas al sexo, podemos ser 
multiorgásmicas; es importante aprender a tocar, besar y frotar los puntos 
necesarios, para que en un momento, ¡voila! vayamos al cielo en un abrir y 
cerrar de ojos.
sexualidad
sexualidad femenina

Las mujeres aguantamos más actos sexuales que ustedes; los hombres 
tienen una pistola, nosotras una ametralladora, por eso se cree que somos 
insaciables. 
Con la edad nos aumenta el apetito sexual y al conocer más a la pareja o a los 
hombres en general, podemos realizar más cosas para hacer que el sexo sea 
realmente divertido.
No te controles con las mujeres, mientras más abierto seas, lograrás que ella 
se suelte más y más; comunícate, dile lo que te gusta. Muchas veces somos 
inhibidas porque ustedes tienen esa actitud hacia nosotras.
Así como a ustedes les gusta ver, a nosotras también. Tócate enfrente de ella, 
desnúdate y demuestra que tienes ganas, que te prende.
Para las mujeres la relación en la pareja tienen un grado altísimo dentro de 
nuestras prioridades en la vida, generalmente el sexo es más importante que 
el trabajo, el dinero o la familia, por lo cual queremos tenerlo siempre presente, 
nos hace sentir que nuestra relación va bien.
Se trata de disfrutar, aprender, gozar, amar, compartir, explorar, experimentar, 
jugar y sobre todo de vivir; entonces ¿por qué no decir lo que queremos y dejar 
que la imaginación nos guíe?

sábado, 4 de julio de 2015

Sexualidad sentida, olida, mirada, tocada y escuchada

Existe una antigua frase: “El mundo entra por los ojos" y es cierto que no existe ningún sentido, ningún órgano sensorial que capte con tanta fuerza la realidad como la visión. La vista nos ofrece al otro como cuerpo en el espacio. Con sus ademanes y movimientos, en una síntesis total. Cuando nos acercamos, se descubren los matices de su cuerpo y rostro. Fue Helen Fischer, antropóloga quien dijo que “tal vez sean los ojos - y no el corazón, los genitales o el cerebro - los órganos donde se inicia el romance pues es la mirada penetrante la que provoca la sonrisa humana”.
Un aliado de la vista, muy importante es la imaginación. En ella residen imágenes que en determinados momentos son puestas en marcha y hacen navegar desde tierra por mares insospechados. Por ello una mujer semivestida es mucho más excitante que desnuda. Y lo es, porque al tener cubierto parte o la totalidad de su cuerpo, necesita que el hombre imagine, descubra, invente lo que no ve.
El encuentro sexual se inicia en la ternura, que es como una atención delicada y sutil a través de la cual dos personas se miran, se observan, se detienen la una en la otra. La ternura es afectividad fina y delicada, antesala desde donde parte el encuentro de la pareja. Su principal elemento son las caricias, los mimos, gestos suaves y tacto atento que se mueve en torno al beso, primero lento y parsimonioso y después apasionado y vibrante. Las caricias y los besos se funden con las palabras. Se inicia otro lenguaje, cobrando especial relieve la superficie externa de la piel, pues su estímulo erótico es muy importante. La piel en toda su extensión, y las mucosas, cobran una importancia clave. La piel humana es como una pradera en la que cada hoja de hierba equivale a una terminación nerviosa, sensible al más leve contacto, y capaz de dibujar en la mente humana el recuerdo del instante. Como en una lámina de estudio, varias flechas marcan sobre la cartografía de nuestro cuerpo zonas erógenas culturalmente reconocidas, en un diagrama bien aprendido con el que iniciamos nuestra actividad sexual. No se trata de puntos arbitrarios pues coinciden con aquéllos donde se concentran gran cantidad de terminaciones nerviosas, lugares que teóricamente responden ante una estimulación adecuada y cuya inervación les concede una especial sensibilidad.
En cuanto al tacto, el sólo roce de la mano de la persona amada al principio de esa relación, es una de las emociones más tiernas que existen. En ese contacto se da una corriente afectiva y corporal intensa. Que naturalmente se asocia a la mirada, al lenguaje, al silencio y a todo ese conjunto de elementos que constituyen la comunicación entre dos personas. Las caricias, los mimos, el silencio, van creando el clima necesario para que la comunicación sexual alcance su cúspide.
Pero es cierto tambien que las zonas erógenas varían de una persona a otra, por lo cual la mejor manera de descubrir los lugares más erótico-sensibles del cuerpo de tu pareja, es mediante la mutua exploración de la cabeza a los pies, con amor, cariño y sensibilidad, de modo tal que el descubrimiento constituya toda una diversión. No temas preguntarle a tu amante cómo y donde prefiere las caricias, ni qué tipo de estimulación le resulta más placentera. Igualmente, es muy importante conocer más cosas acerca de tu propio cuerpo, siendo un descubrimiento variable y progresivo. Los juegos de caricias y los masajes sexuales son formas excelentes de familiarizarse con las respuestas y necesidades físicas de cada uno, en tanto que la estimulación táctil del sistema sensorial de la piel intensificará sus reacciones erógenas.
Las respuestas a la estimulación erótico-táctil son distintas en el hombre y en la mujer. Las mujeres necesitan más caricias en el cuerpo para llegar a la excitación sexual y normalmente son más sensibles a las sensaciones dérmicas que los hombres. Existe un condicionamiento cultural donde "en las mujeres se fomenta el disfrute de toda su sexualidad, mientras que los hombres se centran meramente en su sexualidad genital." Los hombres que experimenten y disfrute de un enfoque más suave y sensual en la relación amorosa descubrirán el placer y el erotismo que conllevan las caricias en todo el cuerpo. Ambos sexos responderán bien a las caricias amorosas en las siguientes partes del cuerpo: cabeza y rostro, cuello y hombros, vientre y ombligo, perineo, piernas y muslos, pies y dedos, etc.
Pero veamos algunos detalles a tomar en cuenta:
En el arte de la seducción y de un encuentro sexual, tan importantes son las palabras de amor, los elogios y la afirmación, una mirada de aprecio en los ojos, la paciencia y la comprensión de la sexualidad exclusiva de tu pareja, como conocer tus zonas erógenas.
Sintonizar con tu pareja es como aprender a tocar un instrumento musical. Tienes que ser sensible a sus matices.
La diversión del descubrimiento. El cuerpo es una zona potencial de placer que generalmente divierte explorar.
Roce sexual. Mordisquear las áreas delicadas del rostro es muy sensual. Incluye las orejas, la nariz y los labios.
Besos apasionados. Roza y mordisquea sus labios con la lengua, y besa suavemente su boca, dejando que aumente la pasión, antes de introducir la lengua.
Caricias con la lengua. Acaricia el vientre mientras lo cubres lentamente de besos amorosos y a continuación pasa la lengua alrededor del ombligo.
Mordiscos juguetones. Los mordiscos en los pies pueden ser divertidos y, centrándose especialmente en el dedo gordo, un poderos excitante.
Caricias en los pezones. Con la punta de la lengua rodea la areola, la zona oscura pigmentada en torno a los pezones. Succiona suavemente el pezón y a continuación sube y baja la lengua sobre la punta.
Caricias en la parte posterior del cuerpo. Aplícale caricias largas, lánguidas y afectuosas en los hombros y en la columna vertebral antes de pasar a la parte interna de las piernas.
Pero ahora vayan a divertirse!.


jueves, 2 de julio de 2015

¿POR QUE NOS HICIMOS TAN SEXUALES? EL CONTRATO DEMOCRATICO Y EL SEXO


  
Somos la especie más sexual que existe sobre el planeta. La especie humana es casi la única que ha independizado el placer sexual de la reproducción. Sólo en algunas etapas de la evolución humana la sexualidad no estuvo atada a la función reproductora. Permanentemente, las religiones occidentales repudiaron la posibilidad de que el placer sexual fuera un fin en sí mismo.

En el transcurso de millones de años de evolución, ocurrieron una serie de hechos que justifican la necesidad de que seamos tan sexuales. En algún momento evolutivo, los protohomínidos se pararon y comenzaron a caminar en dos patas (Homo erectus). Esto implicó un cambio en la situación de la hembra, que antes lucía sus genitales a la vista del macho y emitía olores que en épocas fértiles lo atraían sexualmente. Fue necesario modificar los hábitos sexuales, pues si no se hacía la especie no se reproduciría. La hembra desarrolló un ciclo sexual diferente: podía y deseaba copular en cualquier momento, ya no hubo períodos de celo. El macho sufrió modificaciones: ostentaba un pene largo y a la vista y asumía roles cada vez más fuertes y se transformaba en cazador. Las hembras angostaron su cavidad pelviana. Sus bebés nacieron más pequeños y prematuros: requerían mayores cuidados maternales durante un largo período de inmadurez.

Hubo necesidad de proporcionarles alimentos a las hembras y a su descendencia, y el macho se hizo cazador y se creó la familia. A cada mujer de este grupo de cazadores y recolectores le convenía asegurarse la lealtad de uno o más hombres para que contribuyeran con carne y pieles a su alimentación y a la crianza de los hijos. Cada hombre deseaba tener derechos sexuales exclusivos de las mujeres y monopolizar su productividad económica, pues las mujeres eran recolectoras.

A raíz de estos sucesos, nuestros ancestros crearon la capacidad de enamorarse, de producir una impronta sexual de pareja única, con la consiguiente implementación de actitudes buscadoras de placer.

La especie humana desarrolló de manera diferente un nuevo órgano: la piel. Esta dejó de ser la capa que protegía de las inclemencias climáticas para convertirse en un órgano altamente sensitivo, donde se distribuyen gran cantidad de terminaciones nerviosas. La concentración de éstas en los genitales (glande del macho y zona clitoridiana de la hembra), determinó una "zona de placer" que hizo a nuestra especie buscadora del acto sexual.

El sexo placentero constante, sin las trabas del horario biológico de la ovulación, se hizo el motor del vínculo de pareja. Ya no copulábamos sólo para reproducirnos, sino porque eso nos daba placer.

En busca de placer, la especie humana fue extendiendo y modificando sus hábitos sexuales: monogamia, poligamia, fidelidad, infidelidad, homosexualidad, heterosexualidad y distintas variaciones en la conducta sexual (fetichismo, voyeurismo, travestismo, etc.)

El modelo de pareja monogámica actual se remonta a los últimos dos siglos. No es el único. La homosexualidad fue una práctica frecuente en culturas que nos precedieron.

Neurológicamente, la búsqueda del placer sexual está inscripta en las partes más antiguas de nuestra arquitectura cerebral. Sólo la especie humana la ha desarrollado de tal manera, que ha llegado a ligar indisolublemente los sentimientos (amor) con la sexualidad (deseo). Los fisiólogos han establecido una serie de conexiones que llevan a pensar que el ser humano es el ser sexuado más buscador de placer. Estudiosos de la conducta humana no cesan de señalar las implicancias sexuales (en el sentido de la búsqueda de placer) en muchísimos procesos sociales, conflictos psicológicos, obras de arte, etc.

Hoy en día, y también en nuestro país, no es la concupiscencia como tal la que se halla condenada a la picota, sino el sexo en cuanto relación de poder, el sexo como avasallamiento y opresión de la mujer. Se excomulga más las relaciones de dominio de los hombres sobre las mujeres en la esfera del sexo, que los placeres sexuales. Existe una politización del sexo, un desplazamiento de la temática de la carne hacia la del poder. Así es posible encontrar frecuentemente el dicho "se trata de poder" y "no del deseo". ¿Se logrará la desaparición de las formas manipuladoras de seducción?. Será parte de la democracia la visibilidad del cuerpo en los medios?

Es más lo que vemos y decimos que lo que está en los medios, pero, lo que está en los medios es mucho más que lo que está al alcance directo de nuestros ojos. Los muros de la casa se hacen transparentes y se desplaza la oposición entre lo privado y lo público. Los vicios y las virtudes encontrarán otros alojamientos y así los medios son agentes de las manifestaciones de la dimensión pública de lo privado y de la dimensión privada de lo público.

Será el mundo de la representación política la última fortaleza masculina, esfera machista y aún la más cerrada a las mujeres?

Por qué develar conductas eróticas de los políticos y estrategas varones nos interesan tanto? Será que siempre en los hombres la expresión de los sentimientos se lo asoció con mayor reserva, contención y control que a las mujeres? Balzac en el siglo XIX decía que " la vida de la mujer es el amor" y "toda la educación de las mujeres debe girar en torno a los hombres, gustarles, serles  útiles, propiciar ser amadas y honradas, educarlos de jóvenes cuidarlos de mayores, consolarlos, ..."    que les ha quedado a los varones en la entrega , en existir para el otro? Nunca nos enteramos demasiado de lo sentimental en su caso, sino de lo sexual. Será que "amar hasta perder la razón" es menos importante que" gozar sin trabas"?. Criatura "fuera de sí por naturaleza, inestable, histérica", la mujer, no así el hombre.

Todos los discursos apuntan a cuestionar la libido, la fidelidad y la exclusividad amorosa. Las pasiones tiene tiempos distintos al amor, y a los juramentos de " para siempre" O es que los varones tienen una prisión de género distinta a las mujeres para el ejercicio de su sexualidad? Los hombres suelen abordar con renuencia los asuntos amorosos.

Las mujeres se declaran menos infieles que los hombres, además contabilizan menos compañeros sexuales que los hombres a lo largo de su vida, reflexionan en menor cantidad que los varones que las infidelidades pasajeras refuerzan el amor. A fines del milenio, las mujeres siguen siendo" menos coleccionistas" que los hombres. Los hombres no asocian sexo y sentimiento de la misma forma que la mujer, contemplando son suma facilidad su disyunción.

A fin de milenio sobrevienen a la luz pública las mujeres que acosan: (caso de la maestra de Bahía Blanca). Los hombres ya no son más "cabeza de familia" y entonces "¿no tienen el pene perfecto?". Por ello el Viagra?

En el 2.000 los hombres siguen considerando a las mujeres como contradictorias, enigamáticas, imprevisibles y complicadas y ellas les reprochan ser egoistas, faltos de sentimentalidad, mutilados afectivos. Hombres y mujeres antropológicamente nos sentimos similares psicológicamente y desemejantes sexológicamente. No nos hemos reconciliado en una versión andrógina.